Creo que no es necesario enfrascarse en un artículo muy largo. Al contrario, la aplastante tozudez del hecho hace innecesario el exceso de argumentos. Quiero referirme a la triste forma en que guardamos el recuerdo del poeta, a las pobres maneras con que encaramos su memoria.
La casa donde nació en Vallehermoso en El Palmar se cae de vieja. Ese lugar emblemático, que en otras latitudes quisieran como legado, y cuyo rescate ha motivado abundantes promesas en los últimos veinte años, corre el peligro de desmoronarse al completo.
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