Portada del libro |
Texto del autor del blog, extraído de la publicación "Planificación y gestión del turismo rural. Reflexiones desde la experiencia en Canarias. Federación Canaria de Desarrollo Rural. 2.008.
El énfasis especial con que en un
primer momento se atendió a la creación de alojamientos derivó en que el resto
de iniciativas vinculadas al turismo rural hayan tenido un tratamiento
secundario, siendo durante largos años vagamente reconocidas bajo el epígrafe
de actividades complementarias al turismo
rural.
Se sabe ya que la rentabilidad de los
alojamientos precisa de entornos cuidados, actividades singulares y productos
locales de calidad. Sin lo uno, no hay lo otro, y por ello, los esfuerzos
públicos inciden más en la búsqueda de competitividad social y económica del
territorio en su conjunto, que en simple creación u ocupación de plazas
turísticas.
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En este sentido se ha expresado la
representación de la Secretaría General de Turismo considerando el turismo
rural como aquel que permite el
desarrollo de diferentes actividades catalogadas como turismo de naturaleza y
turismo cultural en el medio rural. Siendo, por tanto el medio en el que se
desarrollan estas actividades su principal característica (Barba Bernabé,
G., 2007, p.34)[1]. Así, el emprendedor
en turismo rural es tanto el que acondiciona un alojamiento, como el que modela
un paisaje, guía una ruta, o prepara una comida.
En Canarias, el modelo de turismo
rural que se ha venido planteando, el cliente que se recibe y las respuestas
empresariales desplegadas pueden considerarse “de primera generación”.
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Nuestros turistas vienen en
principio atraídos por la tranquilidad, para disfrutar de la naturaleza y de la
gastronomía, y todo ello a buen precio. Con apenas veinte años de desarrollo, este
turismo rural todavía no ha alcanzado su madurez. Nuestra evolución es
diferente a la seguida en zonas austriacas de montaña, en Alemania, en Francia,
y últimamente, en el Norte de España, lugares donde desde
hace tiempo se ofertan actividades deportivas y culturales estables y muy
tecnificadas (Ejarque, J., 2005, p.128).
En este sentido, Canarias como
destino de turismo rural, cuenta con recursos de diversa índole y equipamientos
para fundamentar nuevas actividades. Sin embargo, las actividades empresariales
desarrolladas y puestas en el mercado, responden, dicho de un modo general, a un tipo
de producto básico (alojamiento), pasivo y contemplativo (senderos y
naturaleza) que es disfrutado por turistas-espectadores cuyo acceso a la mayor parte de equipamientos públicos es gratuito.
El empleo directo que genera la
protección y mantenimiento de la naturaleza y los Espacios Naturales Protegidos,
ni proviene del turismo, ni lo genera la iniciativa privada. Se produce, casi
exclusivamente, a través de contrataciones generadas en el ámbito de lo público.
A pesar de su relativa escasez, con
el soporte financiero y en algunos casos la monitorización de diferentes
programas, entre los que destacan las diferentes ediciones de la iniciativa LEADER,
en los últimos años en diversos puntos del Archipiélago se han creado algunas
empresas de pequeño calado, cuya base de trabajo son los recursos naturales y
patrimoniales:
·
Empresas en
diferentes islas que organizan excursiones y talleres de diversos tipos
(senderismo, espeleología, descenso de barrancos, rutas en jeep y buceo).
·
Actividades
relacionadas con la promoción y educación ambiental orientadas al público local
y al visitante.
·
Centros
ecuestres.
·
Explotación
privada de ciertos equipamientos públicos (centros de interpretación, museos,
etc.)
·
Parques temáticos
en la naturaleza y jardines botánicos.
·
Empresas para la
observación de la fauna marina.
En una comparativa nacional referida a
creación de empresas vinculadas al aprovechamiento de la naturaleza como
recurso de ocio, Canarias ostenta el puesto número 11 entre 17 Comunidades
Autónomas. Cuenta tan sólo con 62 empresas, de las cuales el 30% se dedican a
la observación de cetáceos (Secretaría General de Turismo, 2004, p.46).
Entre todas las actividades se
habría de destaca el senderismo[2] por
valorizar un patrimonio en desuso, por generar impactos mínimos y por contar
con una presencia importante en todas las islas.
El senderismo es la actividad más
practicada por los turistas que se alojan en casas y hoteles rurales, pero su
potencialidad para generar empleo y empresas locales está todavía
insuficientemente aprovechada.
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En La Gomera, por ejemplo, el senderismo genera una
importante actividad económica, que, que sin embargo dista de encontrarse en su
máxima utilidad desde una perspectiva endógena del desarrollo local. Las
empresas que ofertan y realizan rutas de senderos guiadas son foráneas en más
de un 80%, a la vez que menos de un 10% de los trabajadores de estas son profesionales
locales. Entre las características de las 45 empresas censadas, que contratan
guías para sus rutas, hay que destacar la pequeñez, el hecho de que tan sólo el
22% tienen sede en La Gomera, y lo que
resulta más llamativo, no existe ninguna empresa de capital exclusivamente gomero.
Por otra parte, el número de guías de senderismo censado en la isla es de 27
personas, de los que sólo el 16% son españoles y ninguno de ellos gomero (Parque
Nacional de Garajonay, 2006).
La oferta gastronómica ha sido
siempre destacada como un elemento de primer orden para el turismo rural; en
particular cuando los platos ofertados son tradicionales, sus ingredientes de
calidad, y el servicio adecuado. Aún no siempre cumpliéndose esta terna, los
restaurantes de la oferta rural canaria generan un grado de satisfacción muy
alto, recogido en la mayor parte de las encuestas y que tiene una de sus
fortalezas en la favorable relación calidad-precio.
En otro orden de cosas, y aunque por
su carácter no supongan piezas que articulen un modelo de turismo rural de carácter
endógeno, es de reseñar la gran importancia que para islas como Tenerife y Gran
Canaria han adquirido actividades como la observación de cetáceos, el golf, los
parques zoológicos y recreativos, el alquiler de barcos, etc. A modo de
ejemplo, la observación de cetáceos en el Sur de Tenerife es el tipo de
actividad en la naturaleza que registra mayor número de empresas (30), y sólo
en venta de entradas deja unos ingresos directos superiores a los 12,28
millones de euros anuales. (Secretaría General de Turismo, 2004, p.46).
En el ámbito del turismo rural, el medio natural en
Canarias constituye realmente un yacimiento de empleo. Existe un margen, que
todavía se entiende amplio, para generar empresas que aprovechen su
potencialidad. Sin embargo, el desarrollo de actividades turísticas en la
naturaleza aún carece de un desarrollo normativo adecuado. Algo incomprensible
para una comunidad con un número importante de empresas de turismo activo, con la
Red de Espacios Naturales Protegidos más importante de España, una gran representación
en la Red Natura 2000 con 174 Lugares de Interés Comunitarios y 27 Zonas
Especiales de Protección de Aves, cuatro Reservas Mundiales de la Biosfera,
tres Reservas Marinas, así como ciudades y parques declarados Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO.
La realización y sistematización de
inventarios de los recursos, atractivos y lugares de interés, dotados de
bases cartográficas de uso digital,
ayudaría a incorporar estos elementos a la oferta de turismo rural.
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También es un reto de la
planificación y la ordenación territorial, así como de los organismos de la
administración implicados en el desarrollo rural, generar fórmulas, para
incentivar la aparición de iniciativas empresariales sostenibles en este campo,
como por ejemplo la creación de incentivos económico-fiscales para las
actividades turísticas en el entorno rural (Consejería de Turismo y Transportes
del Gobierno de Canarias, 2003, p.468).
Como iniciativa que promueve el uso
de un espacio natural como soporte de actividades compatibles con su
conservación, interesa exponer a modo de ejemplo, que desde finales de 2005 el
Parque Nacional de Garajonay y la Asociación Insular de Desarrollo Rural (AIDER-La
Gomera) han diseñado y puesto en funcionamiento una estrategia, orientada a la
obtención del reconocimiento de la Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS)
implantada por la Federación de Parques Naturales y Nacionales de Europa
(EUROPARC).
La CETS exige la puesta en marcha de
una estrategia emanada de un plan de acción participado y consensuado por agentes públicos y
privados. Sólo así en una segunda etapa se podría impulsar la puesta en
marcha de paquetes de ecoturismo respaldados por las acciones de fomento de la
Secretaría General de Turismo.
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Se trata, es suma de una iniciativa
transferible a otros territorios de Canarias, en las que las ofertas turísticas
ligadas a espacios protegidos puedan madurar en participación, articulación y coherencia.
[1] Gloria Barba Bernabé
desempeña la función de Subdirectora General de Calidad e Innovación Turística
de la Secretaría
General de Turismo.
[2] Una interesante herramienta
metodológica para diseñar y aplicar proyectos de senderismo se encuentra en “La valorización del turismo de senderismo en los territorios rurales”
editado por el Observatorio Europeo LEADER. En ella se recogen 11 experiencias
europeas que sirven de referencia.
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