Se habla de: patrimonio, turismo rural, desarrollo local, naturaleza, asociacionismo,

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Turismo rural asociado y redes sociales.

Logo de la Asociación de Turismo Rural de La Gomera.
En la anterior entrada se decía que los promotores de turismo rural (mirada y voz del territorio), máxime si están asociados, deben llevar a los huéspedes el pálpito del lugar: sus bellezas, sus problemas, su estrategia, paradojas, virtudes etc.
Claramente Internet ha revolucionado la comunicación y la organización de los negocios. También en turismo rural. Un adecuado uso de las redes sociales es el principal nexo de unión entre el promotor-territorio y el visitante. Las redes sociales son un medio de comunicación masivo y sin límites, donde los usuarios no sólo buscan lo que necesitan sino que lo comparten con otras personas a quienes saben que les puede interesar.
Por eso, tenemos en las redes sociales una oportunidad única para promocionar los alojamientos. Los promotores podemos conocer a la demanda y tomar decisiones en base a las respuestas que recoja de los usuarios de la red. El hecho de que las asociaciones de turismo rural no están jerarquizadas nos permitirá la rápida toma de decisiones que nos facilite llegar mejor a las necesidades del usuario-cliente.
El nuevo cliente de turismo rural que nos interesa captar no le hace efecto las formas tradicionales de promoción y ahora quiere conocer otras opiniones sobre el destino y el alojamiento rural: de otros clientes, de los propios promotores, de los responsables ambientales etc. Acuden frecuentemente a redes sociales que les posibilite informarse y reservar un alojamiento. Prefieren confiar en fuentes de comunicación personales e informales (como otros consumidores) en lugar de en grandes campañas publicitarias. Ante la falta de experiencia de primera mano, los consumidores basan sus intenciones de comportamiento en parte de acuerdo con la experiencia de otros consumidores al considerar que la información proporcionada por individuos similares se va a acercar a su futura experiencia propia, considerándola, por tanto, información útil para formar sus expectativas.
Hemos además de darle la oportunidad de plasmar su opinión en la propia web de la asociación. Así por ejemplo, críticas de Tripadvisor son por lo general favorables y, en todo caso aumentan un 77% el tráfico de la web, reflejándose esto en un incremento de ventas.
El promotor de turismo rural debe convertirse en protagonista del proceso. A él le corresponde (y no a la asociación) leer las críticas sobre su alojamiento, afrontar sus consecuencias y responderlas razonadamente, ello luego deviene en un reforzamiento de la confianza de los usuarios.
Las redes sociales posibilitan el paso de una web transaccional (orientada al alquiler de un establecimiento) a una Internet relacional (orientada a dar a conocer el territorio con la mirada/voz del promotor, que permita al usuario el co-diseño de la estancia, que posibilite opinar sobre lo recibido etc.).
Resulta especialmente necesario que las organizaciones como ECOTURAL inviertan parte de sus recursos en analizar los post y publicaciones en estas redes sociales, puesto que a partir de los mismos es posible averiguar los gustos, deseos y necesidades de los viajeros que interactúan en las mismas.
Los retos más difíciles de conseguir en el turismo rural son de carácter organizativo más que tecnológicos. La tecnología sólo será innovadora cuando cambiemos nuestra cultura y nuestro modelo de turismo rural. Dicho de otra forma, es más difícil contar con contenidos originales fruto de la implicación de los propietarios que afrontar los costes económicos y técnicos de elaborar una web 2.0.
Las redes sociales son el boca a boca de hace 50 años y además nos ayudan a luchar y nos hace fuertes frente a los ilegales. Pocos promotores ilegales frecuentan las redes sociales de forma continuada, puesto que dicha situación no es fácilmente ocultable.

Bibliografía:
Casarló Ariño, Flavián Blanco y Guinaliu Blasco. Conclusiones del estudio “La importancia de las redes sociales en el turismo rural”
Carlo Älvarez Spagnolo, senior account manager de Tripadvisor.. Ponencia “como rentabilizar las redes sociales”. Málaga. 2009

Los promotores del turismo como mirada y voz del territorio.

Imagen de AIDER Gomera

Un promotor de turismo rural, propietario, por ejemplo, de un establecimiento de turismo rural, no debe conformarse con jugar el papel de persona que recibe una pago por alquilar un inmueble debidamente autorizado, desentendiéndose de otros aspectos (personalizar la promoción de su establecimiento, recibir al huesped, atenderlo en su estancia y despedirlo, interesarse por la marcha de la asociación a la que pertenece, obtener acreditaciones de calidad ambiental o turística, etc.)
Panel interpretativo en El Tión.
 Este papel de rentista-absentista debe ser perfil de un pasado, en realidad no tan lejano, donde los clientes acudían con cierta abundancia a las casas rurales y con menores expectativas. La oferta era escasa y los índices de ocupación eran relativamente altos. Pero los clientes ahora son de otro tipo. También han cambiado los precios, la manera de efectuar las reservas y la competencia.
En este nuevo escenario el huésped no sólo demanda alojamiento. Pide experiencias que desde nuestro punto de vista podrían en buena manera ser cubiertas por el promotor del establecimiento en varias dimensiones: ofreciendo un establecimiento adecuado, compartiendo con el huésped la realidad cultural de la isla, enseñando habilidades, ofreciendo vivencias personales y convirtiéndose, en resumen, en mirada y voz del territorio (no sólo de su establecimiento).
Muestra Rural en Agulo
La impronta del promotor de turismo rural debe dejarse ver al menos en tres fases. En primer término antes de la visita del turista, en cualquier acción promocional la persona (el promotor) es la referencia, no el establecimiento. El primer contacto debe dejarnos una idea de las aficiones del huésped para facilitarle información acorde con sus expectativas. La web del promotor es ideal para ese fin.
Luego,durante la visita/estancia del huésped, y dependiendo lógicamente de su apetencia y predisposición se podrían llevar a cabo un buen número de actividades: acompañar al visitante a una exhibición de silbo o a un taller artesanal, acudir a una feria de artesanía, invitarles a una comida en un área recreativa o en tu propia casa, hacer senderismo juntos, posibilitar que los niños de ambas familias jueguen juntos. De todo esto, debidamente ejemplificado y tratado operativamente, escribiré en futuras entradas al blog.
Area recreativa. Igualero
La etapa final es cuando el huésped regresa a su pais. Para ese momento podríamos solicitarle su opinión sobre la estancia, respondiendo y buscando solución a las críticas planteadas y fomentando, en buena medida, su fidelización.
¿Quién mejor que el promotor de turismo rural para ser mirada y voz del territorio?. Ni una oficina de información turística, ni una central de reservas, ni un agente de viajes resultarían más idóneos. Me atrevo a decir que tan solo un familiar o un buen amigo que viviera en el territorio a visitar podria resultar más apropiado.
Con esta dinámica el visitante dejará de ser turista para ser huésped e incluso en algún caso, y si así se desea, amigo. LLegará incluso a participar activamente en la búsqueda de soluciones a problemas ambientales o sociales de un territorio que termina apreciando y apadrinando.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Un jardín, una finca y más cosas.

Algunas experiencias se ganan a pulso el derecho de ser conocidas, al menos a uno le apetece contarlas. Una visita a Valle Gran Rey me sirvió para disfrutar aprendiendo y para, aunque tan sólo fuera a través de estas líneas, expresar mi satisfacción y reconocimiento.
A esto de las diez de la mañana nos encontramos en la playa de Argaga y tras algo menos de quince minutos a pie llegamos al pequeño Jardín de árboles tropicales de los Schrader. Éramos cinco personas pero de cuatro nacionalidades diferentes. Ello no fue un problema para entender las diferentes explicaciones que Rosita nos daba de los árboles y frutos que íbamos viendo. Yo ya había estado allí hace unos cinco años pero en este tiempo el jardín ha ganado mucho. Existen más variedades, todo es un poco más exuberante, los caminos y paredones parecen más cuidados y sobre todo su dueña ha ganado en solvencia para ilustrar a los visitantes acerca de los detalles (algunos minúsculos) que nos vamos encontrando en nuestro recorrido. Sin un orden aparente recorrimos buena parte de las más de doscientas especies y variedades que se apiñan en estrechos bancales de ladera degustando algunos frutos que estaban maduros..
A los turistas que dos días a la semana pueden visitar el jardín con toda probabilidad les sorprenderá el exotismo de lo que presencian. En mi caso, además de ello y producto de cierta deformación profesional, me llama la atención el ejemplo que proyecta en el ámbito del desarrollo local. Una pareja de emprendedores han sido capaces de aprovechar de manera sostenible los recursos naturales que el territorio aporta y combinarlos con conocimientos botánicos y un gran esfuerzo y manejo profesional generando una actividad viable en lo económico y respetuosa en lo ambiental. Esto último lo atestigua las instalaciones fotovoltaicas para generar agua caliente y electricidad y el aprovechamiento de las aguas residuales debidamente tratadas para el riego de la finca.
El recorrido, las explicaciones de nuestra guía, y las fotos duraron cerca de dos horas. Sin embargo en apenas quince minutos dimos cuenta de los dulces gomeros que había comprado en la dulcería de Mario en Vallehermoso el día anterior y el zumo que Rosita nos preparó.

Mientras bajaba el camino hasta la Playa de Argaga donde habíamos aparcado los coches no pude menos que pensar en el Jardín Botánico del Descubrimiento de Vallehermoso. Desde lo público y en una superficie que al menos triplica el Jardín de Argaga, hemos intentado buscar la viabilidad de una iniciativa que supondría una alternativa de ocio de primer orden para el municipio. Llevamos gastados quince años y mucho dinero en el intento y todavía su funcionamiento no ha podido regularizarse. Con independencia de a quien le corresponda entonar el mea culpa, es continuamente verificable el fracaso de las administraciones cuando intentan, más allá del incentivo y el apoyo, prolongar su protagonismo en la creación de iniciativas económicas viables.
La segunda parada la hicimos en El Guro, subimos unas escaleras estrechas y vistosas encontrándonos con casas que estaban siendo respetuosamente rehabilitadas y con casas que aún siendo de nueva planta se integraban con las restantes habida cuenta de que piedra, madera y tejas usadas eran los materiales mayoritariamente utilizados. Desde El Guro en dirección hacia la Casa de la Seda recorrimos unos seiscientos metros y pegada al barranco que trae el agua de Arure se encuentra la finca de Andy. No está cuidada, tal y como entendemos nosotros este concepto. En el suelo abundan en desorden las hierbas, frutos, ramas esperando cumplir su función orgánica. Sin embargo, a tenor del porte y verdor de los árboles y por la abundancia de frutas, las parchitas, los naranjeros, los guayabos, los ñames, la yuca y otros muchas variedades pueden presumir de buena salud. Igual de saludable está, a pesar de sus años Perico un burro, ya jubilado de sus tareas de porte, que disfruta en libertad de una preciosa casa de piedra y barro y un amplio terreno en el que se distribuyen cuidadosamente espacios para tomar el sol y otros a la sombra de palmas y cañas. Auténtica calidad de vida para el burro, que si estuviéramos hablando en términos turísticos se correspondería a un hotel de cinco estrellas gran lujo ubicado en un algún lugar paradisiaco.
El agua que riega la finca baja por el barranco de Arure, es de gran calidad a decir del resultado de los análisis realizados y va a llenar un tanque en el que se plantea un interesante proyecto de acuicultura.
Ya en la casa de Andy nos sorprendemos por la adecuada reutilización que hace de objetos de diversa índole. Así por ejemplo, una destiladera traida de Eslovenia facilitó la elaboración de un excelente aguardiente de tunera que tuvimos el placer de degustar.
Como me comentaba mi amigo Andrés Pérez, algunos practican permacultura sin saberlo. Sin saber que ese es el nombre que los más conocedores otorgan precisamente al desarrollo de acciones sustentables de forma integrada en la agricultura, incluida la introducción de medidas de ahorro energético y de bio-construcción todo ello bajo determinados principios ecológicos, sociales e incluso éticos.
Al bajar las escaleras del Guro para volver a Vallehermoso unos niños exprimían unas naranjas para ofrecer su jugo a unos senderistas que además de agradecidos se mostraban dispuestos a pagar lo exigido. Daniel Stan y yo coincidimos entre risas en que algunos hábitos, entre ellos la emprendiduría, para que lleguen a formar parte de nuestro currículo de vida, convienen enseñarse o aprenderse en edades tempranas.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Sendero Playa Vallehermoso-Tamargada: tomates con historia y sabinas de cine.



A esto de las ocho y media, con Elena a paso ligero, dejamos a la derecha la ermita aún en construcción de la Virgen de La Candelaria y con el tiempo algo fresco empezamos a subir por la ladera. Tabaibas dulces, tarajales, beas, espinos, salados, toldas, orijamas, cerrajas, sabinas, pinos halepensis de repoblación, son algunas de las especies vegetales que nos encontramos en el ascenso de esta ladera del Complejo Basal.
Aunque el sendero está recién remozado, se ha respetado el antiguo trazado, pensado para un tiempo en que por lo general había que subir y bajar cargado, lo que lo hace muy descansado. El empedrado está en buen estado y se han habilitado pequeños descansaderos que nos sirven para girarnos y captar con la cámara las imágenes de la desembocadura del Barranco de Vallehermoso de la playa, hoy de mar tranquilo, el Castillo del Mar, las ruinas del empaquetado de Los García, el Parque Marítimo cuyas piscinas, aunque vacías lucen el azul intenso de la pintura de su fondo y la sinuosa carretera hacia el casco del pueblo.

Nos encontramos todavía en una cota baja de una zona costera de vegetación halófila y xerofítica, y sin embargo, gracias a las lluvias, arbustos y matas lucen verdes y muchas de ellas con llamativas flores
Acabamos la ascensión y al llegar a La Raya, en la otra vertiente de la loma, se nos abre a la vista el barranco de Las Carretas.
En el descenso no hay riesgo ni dificultad, las vallas de madera recién instaladas, terminan por disipar las dudas. La vegetación en esta vertiente es más escasa y de menor porte.
Al llegar a la pista de Las Carretas giramos a la izquierda para llegar a ver desde arriba la Playa de la Sepultura y la de Los Dejes. A la vuelta del Acantilado de la Sepultura cruzamos varias fincas abandonadas pero aún impresionantes por sus paredes verticales y perfectamente alineadas. En una de ellas, plagada de fotogénicas margaritas salvajes hablamos de la cantidad de huacales de tomates que en los años cuarenta y cincuenta se producían y que eran transportados “a la remúa” precisamente el sendero que acabábamos de realizar, hasta el pescante de Vallehermoso donde se embarcaban.
Seguimos subiendo por la pista de Las Carretas dejando atrás un impactante contenedor rectangular que todavía no ha sido retirado tras las obras de restauración del sendero y una equívoca señal que nos invita ir a Simancas cuando en realidad este tramo de sendero está sin arreglar, y finalmente en el Pie de La Cuesta empatamos con la pista asfaltada que nos conduce hasta las proximidades de la ermita de Virgen de la Caridad del Cobre.
Aquí ya encontramos actividad agrícola, nos saludamos con un conocido que nos detalla las variantes que tenían los senderos de la zona para después continuar cavando su viña; otros más arriba se empeñan en colocar tubos y “vergas” para las espalderas.
 En los alrededores contamos ocho palmas descogolladas que son de guarapera y cruzamos por las proximidades den una recién rehabilitada casa de turismo rural. Ascendemos buscando el túnel de La Culata decididos a no cruzarlo, con el ánimo de descubrir y seguir el camino que era utilizado antes de la construcción del túnel a finales de los años cuarenta del pasado siglo. No nos resultó difícil encontrar su inicio, y a pesar de que hay algunos derrumbes y que en algunos puntos abundan los arbustos, el empedrado del camino ha pervivido en muy buen estado.


En recompensa, nos reciben a nuestro paso un montón de sabinas de diferentes tamaños, que nos recuerdan que estamos en el principal ecosistema de estas características del archipiélago. Pero el regalo mayor nos llega al llegar a la cima de la ladera donde nos encontramos de sopetón con la figura del Roque Cano, que aunque todavía distante nos brinda su espalda, o al menos así lo interpretamos los pantaneros habituados a mirarlo desde el pueblo, con otra perspectiva.
De ahí bajamos hasta buscar el Lomo del Barro, cruzando por un camino todavía lajeado y plagado de lavanda salvaje cuya trayectoria coincide en buena parte con la de una antigua acequia cuyas paredes son de la toba rojiza tan apreciada últimamente y que va verter a un tanque circular custodiado por una garza, que a tenor de su altanería y poco caso que nos hizo debe tener la plaza en propiedad.

Abundan las bandas de viña, en su gran mayoría abandonadas y algunos cuartos en los que se llegó a guardar el fuerte y afamado vino de La Culata, siendo Don Esteban Mora, que regentó tienda en el casco de Vallehermoso, el primero en etiquetarlo.
Desde el Lomo del Barro ascendemos hasta La Vegueta en el Casco de Vallehemoso por el margen izquierdo del barranco de Vallehermoso por un camino estrecho y de tierra desde el que observamos el Jardín Botánico y abundantes y fértiles pedacitos de terreno que están siendo afortunadamente recuperados para la agricultura.
Todos somos conscientes de lo gratificante que resulta el senderismo, pero especialmente cuando lo practicamos en La Gomera con la calidad de los caminos existentes resulta aún más satisfactorio. En el mapa de a continuación se señala con la flecha azul el camino recorrido, que aparece en verde con lunares amarillos.
Se llama la atención sobre la clara necesidad de arreglar el tramo del lomo de La Culata que evitar transitar el túnel. En parte de un mensaje que se dejó en la Agencia de Desarrollo Local del Ayuntamiento de Vallehermoso de una pareja de británicos que hicieron hace escasos días el sendero se hablaba de la necesidad de su acondicionamiento con el siguiente literal “…if the path was cleared over the top by the túnel it would be a good walk…” En definitiva, vale la pena su rescate, y no resulta costoso porque el empedrado halla en buen estado y no es preciso colocar barandas.
Nos disculpamos por la calidad de las fotos ya que la cámara que llevamos no tenía batería y tuvimos que utilizar el móvil.

El desarrollo Local en La Gomera. Agentes y agencias.



En 1986 se publica la Orden del Ministerio de Trabajo de 21 de febrero de 1986 que fue el inicio en España de las Agencias de Desarrollo Local (A.D.L.) Se contratan 300 profesionales a nivel nacional. En 1994 la O.M. de 12 de abril, regula las iniciativas locales de empleo y los agentes de empleo y desarrollo local (se añadió la “e” de empleo para enfatizar esta variable en el marco de sus quehacer diario); ello supuso la contratación de 2000 profesionales en España. Se definen tres funciones principales para los AEDL: prospección de recursos ociosos, de proyectos empresariales e iniciativas locales de empleo; difusión y estímulo de oportunidades de creación de actividad económica; y acompañamiento técnico a la iniciación de proyectos empresariales. Con la descentralización de los Servicios Públicos de Empleo se publica la Orden Ministerial de 15 de Julio de 1999 (BOE 31 de julio de 1999), que termina de regular regula los cometidos de los agentes; está en vigor hasta 2008 y permitió contratar 6.000 profesionales cuyos contratos pueden ser prorrogados anualmente.
En La Gomera las U.P.E. (Unidades de Promoción y Empleo) fueron, a finales de los ochenta del pasado siglo, son directas antecesoras de las Agencias de Desarrollo Local. A principios de los años noventa el Cabildo Insular contaba con su primer Agente de Desarrollo Local, (ADL) Mari Carmen Olmos, y a partir de ahí han sido los Ayuntamientos los que han incorporado ADL en sus plantillas financiados, por lo general, por diferentes programas del Servicio Canario de Empleo (SCE)..
Durante más de quince años, utilizando diferentes fórmulas, Cabildo y Ayuntamientos de La Gomera han contado con Agencias de Desarrollo Local, que en el caso de San Sebastián de La Gomera y del propio Cabildo han funcionado en algunos momentos como gabinetes multidisciplinares, con varios agentes.
El trabajo de los ADL depende, como en otras profesiones, de su capacitación profesional y del compromiso o afinidad que tenga con su trabajo. Pero igualmente importante es el grado de confianza y el margen de maniobra que puedan alcanzar en el desempeño de su trabajo.
Estos profesionales, sobre todo en periodos difíciles, pueden ser piezas clave para captar programas y recursos que ayuden a mitigar el desempleo, capacitar a los desempleados, dinamizar el tejido asociativo y empresarial, o generar riqueza. Ha costado consolidar su presencia en los Ayuntamientos de La Gomera, y su evidente utilidad parece, sin embargo, algo todavía a contrastar.
El perfil profesional de los ADL se asimila al de ocupaciones con otras denominaciones: Agentes de Desarrollo Rural, Promotores de Empleo, Orientadores Laborales. Las titulaciones universitarias para acceder al trabajo de ADL son variadas, aunque en La Gomera los licenciados en económicas, los diplomados en empresariales y los graduados sociales son las titulaciones que más se repiten. Algunos de los ADL que he conocido han derivado a políticos; otros han preferido optar a plazas en la administración o en tareas docentes. Al contrario que otras profesiones, que ocupan buena parte de la vida laboral, el trabajo de los ADL aparenta estár cargado de provisionalidad..
En la actualidad los municipios de Hermigua y Alajeró no disponen de ADL, aunque los han tenido en años anteriores. Los Ayuntamientos de Vallehermoso y Valle Gran Rey tienen sus plazas cubiertas con recursos propios, al igual que el Cabildo Insular de La Gomera, donde su agencia conformada por un equipo multidisciplinar de seis técnicos y dos administrativos de apoyo se dedica casi enteramente a la gestión del Plan Insular de Empleo u otros programas similares conveniados con el Servicio Canario de Empleo (S.C.E.). Agulo y San Sebastián cuentan con un técnico cada uno cofinanciados por el S.C.E.
Entiendo que la Asociación Insular de Desarrollo Rural (AIDER Gomera) ha venido funcionando como una Agencia de Desarrollo Local puesto que sigue los principios de funcionamiento establecidos para ellas: información abierta y pública, conocimiento y desarrollo integrado del territorio, planificación estratégica, sistemas de evaluación de la actividad realizada, igualdad de oportunidades, minimización de la burocracia y cierta autonomía financiera.
La Gomera, junto con El Hierro son las únicas islas que no han realizado cursos formativos para capacitar ADL. Tampoco han sido utilizados instrumentos como los cursos de verano de la Universidad o el propio Plan de Medianías para profundizar en la cualificación de los ADL que están trabajando o hayan trabajado con anterioridad. Los únicos intentos provienen de AIDER Gomera que en alguna ocasión han convocado reuniones de los agentes o ha colaborado en la publicación de manuales de trabajo.
La Federación Nacional de Profesionales del Desarrollo Local (FEPRODEL) propuso en marzo de 2010 iniciar el proceso de creación del Colegio Profesional de Gestores del Desarrollo Local y la Innovación Territorial, en el que podrán formar parte titulados universitarios con Master Oficial en Desarrollo Local o transitoriamente con dos años de experiencia como ADL.
Por su parte en Canarias hace pocos meses se creó una asociación regional de ADL bajo las siglas ACANPRODEL.
En España y en Canarias la financiación futura de los ADL se vinculará, con toda probabilidad, a la forma de mitigar el desempleo y generar actividad empresarial en este periodo de crisis. La políticas activas de empleo que el gobierno canario tendrá que redefinir, y especialmente los itinerarios personalizados de inserción; son sendas a recorrer donde los ADL pueden resultar de especial utilidad.

Alimentos de La Gomera



 Asumimos que en Canarias el aporte de la agricultura, en lo que a términos económicos se refiere, resulta testimonial (1,28% del VAB pb y 2,51% del total de empleos creados1). En La Gomera, no es sin embargo tan residual la importancia que debemos atribuir a esta actividad si valoramos su aporte para conformar paisaje, como soporte de valores de identidad o al objeto de procurar un autoabastecimiento que mitigue el continuo encarecimiento de la cesta de la compra.
Pero dejamos para otra ocasión el necesario análisis de los cultivos y sus producciones, o el valor ambiental de la agricultura para crear paisajes culturales de singular valor para el turismo. La intención ahora es centrarnos en la producción agroalimentaria.
Es sabido que gran parte de los alimentos que consumimos provienen de explotaciones agrícolas o ganaderas y pasan un proceso de transformación hasta conseguir las características organolépticas y la presentación deseada. Constituyen, en muchas regiones, una sólida baza para el desarrollo rural o incluso el principal recurso para creación de empresas y empleo. Algunos lugares como el Valle del Jerte (transformados de cereza), Asturias y Galicia (vacuno y derivados), la Campiña Francesa (productos de granjas comercializados directamente en las mismas), Andalucía (olivares) proyectan un efecto llamada que tiene que ver con la imagen aportada por sus agroalimentarios de referencia.
Tradicionalmente todas las economías rurales han aprendido a conservar los excedentes agropecuarios de las formas variadas (salazones, salmueras, ahumados, mermeladas, aislando en lugares húmedos, etc). Poco se desaprovechaba y de camino nos sorprendíamos al cabo del tiempo al redescubrir nuevos sabores o matices. En ello La Gomera no ha sido una excepción, más bien al contrario, nuestro abanico de productos agroalimentarios es amplio: miel de palma, miel de abeja, quesos, vinos, almogrote, gofio, vino de mora, diferentes licores, mermeladas, mojos, una gran variedad de dulces etc,2.
Un rápido recorrido por alguno de estos productos nos muestra una realidad dispar y unas condiciones que en lo referido al volumen de producción es mejorable.
Imagen de AIDER Gomera













La extracción de guarapo y la elaboración de miel de palma, cuentan con una excepcionalidad que les permite garantizar ciertos márgenes de mercado, y ha posibilitado la creación de algunas Sociedades Agrarias de Transformación que canalizan gran parte de la producción.

Los dulces gomeros (diversos tipos de rosquetes y galletas, bizcochillas, tortas de vilana, magdalenas, alfajores, tortas de cuajada etc.) han conocido en los últimos años un avance en cuanto a producción y generación de empleo debido a la decidida apuesta que en esta actividad han realizado algunos jóvenes emprendedores apoyados por la Asociación Insular de Desarrollo Rural de La Gomera. Esta producción la encontramos en la práctica totalidad de la isla, aunque la mayor parte de las empresas y establecimientos se localizan en Vallehermoso.






En lo referente al queso, a pesar de la reconocida tradición que la isla atesora en su elaboración, la transición de la fabricación artesanal familiar a la producción semi-industrial está siendo difícil. A diferencia de La Palma, Fuerteventura o Gran Canaria no se ha obtenido Denominación de Origen. La elaboración de queso para comercializar ha entrado un proceso de estandarización y concentración en unas pocas explotaciones ganaderas situadas mayoritariamente en Alajeró y San Sebastián de La Gomera, sin que, afortunadamente, ello haya supuesto una reducción en la producción global de la isla ni un descenso en los precios del queso.
El almogrote ha seguido una trayectoria particular. Es un producto conocido y demandado, de consumo habitual en hogares y establecimientos de restauración y al que, con desigual fortuna en lo relativo a su sabor, varias empresas han conseguido autorización para su elaboración, envasado y comercialización. Su principal ingrediente es el queso gomero curado, que en definitiva es el que marca lo mejor de sus cualidades. Su elaboración con otro tipo de queso altera sustancialmente su calidad y sabor, encontrándonos, en este caso, que degustamos un sucedáneo de almogrote, por definirlo de manera benigna.



El vino gomero, ya bajo Denominación de Origen, a pesar de los esfuerzos del propio Consejo Regulador y del Cabildo Insular no ha podido hacer valer en el mercado sus cualidades. Tanto el vino producido con diferentes marcas en la bodega insular de Vallehermoso como el elaborado por las bodegas (registradas o no) se vende poco y a bajos precios comparado con vinos similares de otras islas.
La actual producción de gofio y frangollo se caracteriza por la aparición de nuevos molinos de gofio en diferentes puntos de la isla que envasan y comercializan al detalle utilizando, como en el resto del archipiélago, cereales de importación
A pesar de lo comentado sobre diferentes productos, por varias razones es intención de este artículo presentar una perspectiva general del sector agroalimentario, más allá del particular devenir o interés en uno u otro alimento.
Aparentemente las empresas agroalimentarias de La Gomera comparten características con las existentes en otras zonas rurales. Se trata de apuestas personales de los emprendedores, que sin ningún estudio detallado de mercado o de las oportunidades de negocio han confiado en su proyecto basándose en la intuición, en el conocimiento del entorno y en cierta capacidad de riesgo.
En La Gomera no hemos abierto un proceso colectivo para trabajar la competitividad de nuestras empresas agroalimentarias. Situar ventajosamente los agroalimentarios gomeros frente a la competencia significa conocer debidamente las cualidades de nuestros productos, elegir las formas más adecuadas de su procesado, certificar su calidad y peculiaridades, y captar al mercado con una comunicación veraz. Todo ello cumpliendo las normativas de seguridad alimentaria y haciendo un seguimiento de la trazabilidad3 de los ingredientes y de los procesos aplicados al producto para su elaboración y por otra parte a la distribución y localización una vez vendidos.
En apariencia parece una tarea de cierta complejidad, pero no lo es tanto si entendemos que el reto no es tarea específica de nadie y sí compromiso de todos (administración, asociaciones del sector, productores y consumidores). Es necesario trabajar en coordinación para conseguir una masa crítica suficiente. No podemos conformarnos con producir y vender lo que buenamente se pueda y al precio que nos lo paguen. Y eso es en realidad lo que hacemos. Algunos cuentan con la fortuna de trabajar productos sin competencia lo que les otorga cierto margen a la hora de fijar precios. Otros, como es el caso del vino, el gofio y los dulces tienen, en el mejor de los casos, que rebajar sensiblemente sus precios quieren buscar salida a la producción.

Para los que entendemos que el desarrollo local debe partir de un adecuado aprovechamiento de los recursos endógenos, nos parece especialmente lamentable dejar pasar la oportunidad de crear empleo y riqueza a través de la adecuada valorización de los agroalimentarios.
Además, aunque aceptando que en una sociedad globalizada como la que pretendemos vivir es la economía de mercado quien pone a cada uno en su sitio, no podemos perder de vista el papel estratégico que la agricultura y la ganadería en general y los agroalimentarios en particular juegan en la economía insular. Si este sector está enfermo la gastronomía insular se muere, el territorio rural se despersonaliza y el turismo es de todo menos rural.
No creo que se trate exclusivamente de pedir más inversiones a las administraciones públicas, pero sí más implicación y desde luego más acierto. No podemos esperar que el Cabildo Insular cualifique y contrate agricultores y técnicos para que cultiven las viñas, embotellen el vino, extraigan el guarapo, elaboren la miel, cuiden las cabras y hagan el queso. Es evidente que en todo aquello que la iniciativa privada sabe y puede hacer bien no resulta preciso buscar el protagonismo de lo público. Dicha cobertura y apoyo debe llegar sin embargo en otros términos: fomentando la modernización de las instalaciones, facilitando - con la participación de los actores- un diagnóstico de la competitividad del sector, investigando las propiedades de los productos, apoyando la obtención de certificaciones de calidad para las PYMES implicadas, actuando como plataforma de comunicación y promoción de los agroalimentarios gomeros, avalando una imagen insular de lo bien hecho, guardando y haciendo valer los sesgos de identidad de cada producto, liderando el acceso a los mercados unidades de producción pequeñas mediante acciones colectivas, etc
Sin análisis previos, sabiendo lo fluctuante que son los mercados y lo imprevisible de la política de subvenciones de la Unión Europea, resulta difícil determinar el techo productivo oportuno para cada agroalimentario o cuáles son sus nichos de mercado o clientes potenciales (por más que se diga que los productos agroalimentarios de calidad hay que dirigirlos a un poder adquisitivo medio-alto).
Si la demanda y consiguientemente la producción fuera amplia y fuera factible envíos a la Península o incluso a Europa, resultaría definitivo avalar los agroalimentarios gomeros mejor posicionados con las certificaciones europeas previstas para el desarrollo y protección de productos alimenticios (Denominación de Origen Protegida, Indicación Geográfica Protegida, Especialidad Tradicional Garantizada)4 . Este sistema estimula la producción agrícola variada, evita abusos en el uso indebido de los nombres de los productos y ayuda al consumidor informándole de las características de los productos.Precisamente en el supuesto de grandes producciones sería necesario tomar en cuenta las exigencias de los supermercados, así, algunos productores de alimentos de calidad, incluso en Canarias, han optado por introducirse en los supermercados a través de marcas blancas5
La tendencia de la empresa agroalimentaria actual se basa en la concentración empresarial en grandes grupos que invierten en I+D+i y que llegan a la gran masa de compradores a través de las grandes cadenas de supermercados, autopromocionándose con no sé qué discurso acerca de la seguridad en el consumo alimentario.
El trabajo en red y la cooperación resulta imprescindible para llegar a los grandes mercados puesto que es necesario una gran gama de productos para participar en eventos comerciales en las grandes superficies nacionales y europeas. Así por ejemplo, COVAP y la Asociación de elaboradores de alimentos artesanos de Navarra entienden que la solución para vender es la cooperación y el trabajo en red entre productores para comercializar trabajando con volúmenes suficientes.6
A pesar de lo expuesto, intuimos que el mercado tiene un espacio para “lo pequeño”, lo artesanal y bien hecho. Un agroalimentario artesanal no implica falta de seguridad, significa el mimo a la producción.Y ahí, en esa cuota basada más en la calidad que en la cantidad, cabríamos nosotros y para hacernos hueco deberíamos enfatizar las especificidades de nuestros productos. En esta diferenciación podría ser interesante crear marcas identificadoras de la miel, el gofio o los dulces gomeros que cumplan con requisitos específicos: ingredientes, forma de elaboración, calidad etc. La atracción de la producción artesana debe mucho a la confianza que genera el contacto directo con el productor y su entorno y se adquiere probando el producto y confiando en el productor, aunque evidentemente no todo el mercado está en condiciones de valorar y adquirir a su correspondiente precio los productos agroalimentarios de calidad.7

A todos aquellos alimentos que no pierdan su identidad artesana les resulta posible conseguir niveles máximos de calidad, y dicha calidad podría, por lo general, certificarse. Pero en todo caso, primeramente habría que intentar vender todo lo posible en circuitos cortos, utilizando sistemas de calidad sencillos ya que a los empresarios por sí mismos les resulta imposible llevar a cabo importantes campañas de promoción de productos locales. No hay que olvidar que los agroalimentarios artesanos requieren mayores inversiones para atraer el cliente al producto.8
Desde otra perspectiva, los productos agroalimentarios mejoran la imagen que proyectan las zonas productoras repercutiendo ello en la percepción de la población residente y visitante. En este caso el producto local actúa como motor del desarrollo del conjunto del territorio y potencia la identidad local. Eso es lo que pretende precisamente la marca territorial “Doñana 21” que agrupa a aquellos productos que hayan cumplido con unos niveles de calidad estandarizados (ISO 9000 y 14000). En el caso de La Gomera, es de obligada mención la contribución que el sector vitivinícola ha realizado históricamente a la creación de paisaje tradicional, especialmente en los paredones de ladera. La mejor manera de mimar esta aportación, cada vez más escasa, no sería otra que incidir en la valorización y promoción del vino gomero.
En mi opinión, la asignatura de primer orden que todavía no hemos aprobado es la potenciación del cultivo de variedades autóctonas con medios ecológicos. Cuando dichos cultivos estén en condiciones de generar una producción destinada a los agroalimentarios habremos entrado en un nuevo estadio donde producir con calidad y de forma certificada y vender a precios más que razonables sería infinitamente más fácil.
Es cierto que las tareas a realizar son muchas. Pero creo que vale la pena acometerlas porque las perspectivas no son malas. En este esfuerzo, la voluntad de cambio y la permeabilidad para innovar de los productores es fundamental. Como también lo es la agrupación de los mismos en torno a plataformas asociativas. El Cabildo Insular, por las competencias que ha asumido y por la visión que tiene del sector, es la entidad que mejor posicionada se encuentra para liderar y dar continuidad al proceso. En esta travesía habría que buscar el apoyo del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria9 que no olvidemos tiene encomendada la promoción, fomento, protección y control de la calidad agroalimentaria y debería ser el referente para promover la investigación y promocionar los agroalimentarios originarios de las islas. Por su parte, la Asociación Insular de Desarrollo Rural de La Gomera se convierte en pieza imprescindible tanto por la experiencia de trabajo acumulada durante más de diez años que ha incidido en la creación y consolidación de bastantes empresas agroalimentarias como por el conocimiento, en muchos aspectos profundo, de la dinámica del sector.

Notas a pìe de página1 Borrador Plan de Desarrollo Rural de Canarias 2007-2013.
2 Mención aparte merecería la floreciente etapa de transformación, envasado y distribución de derivados del pescado en el sur de la isla.
3 Consiste en la capacidad para reconstruir la historia, recorrido o aplicación de un determinado producto para garantizar con certeza el origen y el devenir del mismo.
4 Al respecto sería oportuno tomar en consideración las conclusiones de un estudio sobre la distintición y protección de algunos productos agroalimentarios realizado por El Cabildo Insular de La Gomera y AIDER.
5 Tambien llamadas marca de distribuidor, es la marca perteneciente a una cadena de distribución (generalmente supermercados) con la que se venden productos de distintos fabricantes. (Fuente: Wilkipedia)
6 Conclusiones Jornadas Técnicas “Producción de Alimentos de Calidad”. Castuela. 15 y 16 de Febrero de 2.005 organizadas por la Célula de Promoción y animación del Desarrollo Rural.
7 Idem anterior.
8 Idem anterior.
9 Ley 1/2005 de 22 de Abril


  

jueves, 24 de noviembre de 2011

La inversión pública y el turismo rural.

La lectura de la noticia de la inminente puesta en marcha de un hotel rural en Hermigua me da pie para redactar estas líneas. Es conocida la generosa aplicación de fondos públicos de diversa procedencia (pero casi todos ellos con altas tasas de co-financiación provenientes de Fondos e Iniciativas Comunitarias: REGIS, LEADER, PRODER etc.) en la rehabilitación de inmuebles tradicionales para reconvertirlos en alojamiento turístico, básicamente casas y hoteles rurales. Ello ha sucedido en beneficio del desarrollo rural en todo el país y también en otros países pero entiendo que vale la pena detenernos en las peculiaridades de La Gomera.

Aquí desde hace unos veinte años se ha venido subvencionando la rehabilitación de casas y hoteles rurales. Aunque no hay estudios al respecto se pueden cuantificar que en ese periodo se habrá subvencionado la rehabilitación de unas sesenta o setenta casas y nueve o diez hoteles rurales de los cuales cinco han sido promovidos por la iniciativa pública y subvencionados al 100% (Vallehermoso, Agulo (dos), Hermigua y próximamente en Imada).

Tampoco se ha cuantificado con exactitud el gasto medio que ha tenido la rehabilitación de los hoteles rurales. Máxime cuando alguno de ellos han sufrido obras de acondicionamiento varias veces con motivo de su falta de uso o falta de adaptación a normativa. Podemos aproximar el gasto medio realizado en unos 500.000 € por hotel rural (tan sólo la mitad del gasto atribuido al Hotel de Los Herrera en Hermigua). Ello supone un gasto de 2,5 millones de Euros para los cinco hoteles de la Administración.

En las casas rurales rehabilitadas estimo la media de subvención en unos 30.000€ por vivienda (por regla general, la mayor parte de las subvenciones no pueden ser superior al 50% del valor de la rehabilitación). Cifrando en 60 el número de casas rehabilitadas con financiación pública, tenemos unos gastos totales en este periodo de 20 años de 1,8 millones de Euros. Gasto público sensiblemente inferior al de los cinco hoteles rurales.

El número de plazas turísticas creadas por la rehabilitación de hoteles rurales (estimando una generosa media de 20 plazas por hotel) es de 100 plazas. Por otro lado el número de plazas creadas en casas rurales, a una media de 4 plazas por vivienda, es de 240, más del doble.

Hasta donde yo sé, de los hoteles rurales públicos creados o en proceso de creación tan sólo uno está en funcionamiento en la actualidad. De las viviendas rurales rehabilitadas estimo en un 20% las que se han dado de baja una vez cumplido el compromiso con la administración de permanecer abiertas al menos cinco años.

Las casas rurales por lo general no generan contrataciones directas, pero para la limpieza y mantenimiento de la casa, así como para tareas en el jardín y para la recepción de clientes generan retribuciones de cierto peso. Aunque algo reducida en tiempos de crisis, igualmente importante es la renta complementaria que dejan el alquiler de las casas en los propietarios de casas rurales, los cuales adquieren igualmente la obligación de pagar impuestos por estos beneficios. Conocemos el perfil de los clientes que vienen a las casas de turismo rural y sabemos de su importante volumen de gasto en el entorno del cual se benefician restaurantes, tiendas, supermercados, taxis, etc.

Por el contrario, no sabría qué escribir sobre el empleo o la riqueza generada por los hoteles rurales de capital público en la isla porque solamente tengo la vaga referencia de los comienzos del Hotel de Los Pérez en Agulo y el intermitente pero digno ejemplo del Hotel Rural Triana en Vallehermoso. Sin embargo, y por lo que hace respecta a hoteles rurales de titularidad privada hay que destacar la calidad y las cualidades que durante décadas han venido luciendo establecimientos como el Hotel Iboalfaro en Hermigua y el Hotel Tamahuche en Vallehermoso.

Soy sabedor que los hoteles rurales públicos rehabilitados rescatan casonas de gran interés patrimonial y en algún caso el dinero de la administración sirvió para no verlas hoy convertidas en ruinas. Igualmente considero que un hotel rural con encanto, bien localizado y con adecuado mobiliario, gestionado por una familia o unos profesionales conocedores de nuestros valores gastronómicos, culturales y patrimoniales constituiría una oferta turística de calidad que de paso contribuiría a mejorar la oferta que realizan las casas rurales y de paso a elevar la calidad global de los alojamientos insulares. Pero salvo alguna excepción por todos conocida esto no sucede en los hoteles que están bajo el auspicio de la administración.

En resumen y para finalizar creo que todos, aunque especialmente los que de alguna forma trabajamos en el ámbito del turismo, debemos reflexionar sobre la utilidad y los resultados que proporcionan ciertas inversiones públicas en el ámbito del alojamiento rural.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El paisaje cultural del medio rural.



En Canarias escasean los espacios conservados en los que se muestre la convivencia histórica entre la naturaleza y las actividades humanas. Paisajes cuya expresión de conjunto expresen, no solamente la majestuosidad de un espacio natural cuidado, sino el equilibrio de lo que el canario, con respeto y sabiduría, haya sido capaz de modelar para satisfacer sus necesidades. Estaba convencido de que la gran mayoría de estos espacios se hallaban en nuestro medio rural. Eran aquellos paisajes culturales de medianías y montaña que hemos transitado, conocido en nuestra niñez, o sobre los que escuchamos relatos o hemos leído algo. Pero ahora, al recorrerlos, apenas acertamos a reconocerlos, inmersos como están en una desordenada transformación y desdibujados en sus rasgos principales, por un, al decir de muchos, inapelable desarrollismo.
Cierto es que los canarios hemos creado interesantes paisajes culturales. Los más conocidos vinculados a los modos de producción agrícola: plantaciones de plátanos o viñas en terrazas de piedra seca, enarenados, cultivos de almendro, gavias y nateros etc. Pero la inviabilidad económica ha provocado regresión e incluso desaparición de buena parte de ellos. También son igualmente reseñables algunos pueblos o barrios de medianías, conjuntos históricos, complejos salineros, o reductos habitados en zonas de montaña. Pero muchos de los pueblos de medianías pugnan ahora por ser pequeñas ciudades y en su crecimiento arrastran desorden arquitectónico y urbanístico, falta de información y mal gusto.

En las islas capitalinas y en aquellas de mayor expansión turística, la lejanía y la dificultad de acceso han sido el principal amparo de los escasos conjuntos rurales con encanto. En las islas más pequeñas los buenos ejemplos son más frecuentes, aunque igualmente afectados por las secuelas que el desmoronamiento de las actividades agropecuarias: abandono, oficios perdidos, casas vacías etc. La vulnerabilidad de lo que nos queda es alto, y por tanto, el riesgo de desaparición de los elementos que constituyen las señas de identidad de estos entornos es permanente. Frente a ello los instrumentos de protección se han manifestado insuficientes, máxime cuando la voluntad de protección del propietario, del vecino y del político corre ajena al respeto a su patrimonio y al bien común.

Debemos convencernos que la existencia de paisajes culturales del medio rural posibilita que los canarios consolidemos nuestras señas de identidad, que portemos y podamos transmitir un conjunto de valores arraigados en nuestra razón de ser y en nuestro territorio, y que disfrutemos de habitats con personalidad, belleza y equilibrio-

Nuestros recursos potenciales, aunque disminuidos, aún existen. Están ahí. Muchos son ya objeto de protección legal (Bienes de Interés Cultural, Cascos Históricos, etc.). Otros no están protegidos, son rincones, barrios o pequeños pueblos todavía conservados o al menos olvidados que intentan perdurar como conjunto o manteniendo al menos singulares señas etnográficas y arquitectónicas, aún a pesar de haber extinguido su utilidad o razón de ser primigenia.


Tan sólo en La Gomera quedan grupos de casas de piedra y barro rodeadas de granadillos y vinagreras a las que se accede por un camino enmatacanado y plagado de palmeras de diferentes portes. Senderos que nos llevan a lagares comunales con pesadas vigas cuyo husillo se encuentra trenzado de guías de hiedra. Antiguos molinos de agua con sus chapaletas esperando un curso de agua que las movilice. Artesanos que siguen trabajando mimbres, ristras, pencas y cañas. Artesanas que en singulares talleres amasando barro y almagre. Vestigios de antiguos cascos históricos. Hornos de teja separados de su mantillo por un enmarañamiento de zarzas. Callejones empedrados a cuyos lados se levantan casas de singulares balcones. Viejas cocinetas donde se ahuma el queso de cabra y se prepara el almogrote casero. Barrancos con pequeños cursos de agua donde en las clareas del cañaveral crecen berros y berrazas. Terrazas de cultivo encaramadas a lugares inverosímiles.
Más allá de elementos de un paisaje cultural, son signos de vida que no gozan de buena salud y que esperan recuperar un normal pálpito. Una visita o recorrido que nos conecte con estos paisajes vitales nos transmitirá múltiples regocijos. Especialmente importante es todo aquello que va más allá de las sensaciones que captamos con la inmediatez de los sentidos: lección histórica, sentimiento de orgullo hacia nuestros mayores, aprendizaje de singulares técnicas, respeto hacia el medio rural e
Debemos empeñarnos en recuperarles el pulso, ahora que ya es perceptible un paulatino retorno a las zonas rurales, que previsiblemente se intensificará a resultas de nuevas perspectivas e intereses sociales que encuentran en estas áreas elementos vinculados a la calidad de vida (alimentos más sanos, autenticidad, tranquilidad y seguridad, espacios más cuidados y abiertos para vivir etc.).
Mucho antes de plantearnos en qué medida los paisajes rurales pueden llegar a ser recursos patrimoniales para los turísticas, y las formas de promocionarlos como parte de un paquete, debemos preguntarnos por el conocimiento y aprecio que los propios canarios les dispensamos, y avanzar en las medidas que proyectamos en su favor no sólo pensando en el disfrute ajeno sino en el propio. Esa es la prioridad.

El deterioro del paisaje preocupa. Las Directrices de Ordenación del Territorio contemplan planes de acción específicos para su rescate o conservación. Los paisajes culturales deben conseguir los logros que los paisajes naturales han conseguido a través de la Red Canaria de Espacios Protegidos. Se trata de conservar buscando la utilidad de antiguas edificaciones, elementos etnográficos, costumbres, modos de cultivar, entramados urbanos, oficios en desuso etc. La existencia de cuatro Reservas de La Biosfera en Canarias cuyo objeto es forzar la simbiosis entre el hacer humano y su territorio y a la postre mostrarla al mundo, debería abrir las puertas a la experimentación y avance en este campo. De igual manera la fórmula del “contrato territorial” que permite compensar al agricultor por cultivar con métodos benignos para la naturaleza debería extenderse a todos aquellos que colaboraran en crear o mantener paisajes culturales.
No es fácil porque precisamente no sólo es responsabilidad de la administración sino tarea de todos: de los centros de enseñanza, de las agrupaciones de vecinos, de los grupos de acción local, de las organizaciones ambientalistas, y tuya, que sabes de lo que se trata.




Artículo del autor del blog publicado en el libro "Paisaje y esfera pública". Edición de Orlando Franco y Mariano de Santa Ana.C.A.A.M., Colegio de Arquitectos de Canarias. 2008..