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lunes, 23 de abril de 2012

La mujer en el turismo rural.



Caracterizar la participación de la mujer en la conformación y desarrollo del turismo rural en Canarias es, en el ámbito de un manual del sector, una necesidad de compleja acometida. En general, no se cuenta con una extensa bibliografía que aborde esta realidad, ya sean referencias, estudios concretos o análisis globales. No obstante, al tanto de estas circunstancias, y con una visión a la par apoyada en la experiencia, se debe reconocer que la aportación de la mujer en el desarrollo del turismo rural, como actividad precursora de dinamismo socioeconómico en las zonas rurales, ha sido clave en Canarias al igual que en el resto del país. Aunque las formas de implicación no han respondido siempre a un mismo patrón.
Así, la mujer ha ostentado la propiedad del inmueble a rehabilitar y la titularidad de la explotación turística en un porcentaje algo inferior al hombre. Habría que añadir que la titularidad formal de la propiedad o de la explotación no evita que el poder de decisión sobre el emprendimiento y, en su caso, las principales líneas estratégicas de la gestión del establecimiento sean asumidas mayoritariamente por los varones.
Como ya se ha comentado para el caso de Canarias, la residencia de los propietarios de los alojamientos rurales en casi la mitad de los casos no coincide con la localidad donde se ubica el establecimiento rural. Sin embargo, se comprueba que cuando la casa rural es gestionada por una mujer, existe una mayor proximidad con el domicilio habitual, lo que sin duda revierte en un mayor arraigo y calidad de los servicios dispensados.
Las tareas que genera esta actividad (limpieza, mantenimiento del jardín, atenciones a los visitantes, etc.) se asemejan a las que la mujer desempeña tradicionalmente en su propia casa, percibiéndose en algunos casos esta nueva actividad como un campo de extensión del trabajo doméstico.
Bajo la denominación de “prestataria/o de servicios” se ha implantado la figura de la persona que atiende todo el proceso de puesta a punto y atención del alojamiento y de sus inquilinos (limpieza, ornamentación, recepción de turistas, etc.). Este perfil adquiere relevancia máxima cuando se trata de la gestión de un establecimiento rural por un tercero distinto de su propietario (o por ausencia de los mismos). En estos casos, el papel es asumido casi en exclusividad por una mujer. Este hecho imprime al turismo rural un rostro mayoritariamente femenino cuando se refiere a la recepción y bienvenida, servicios en la casa u hotel, facilitar información local, etc.
Una importante experiencia se recoge en islas como La Palma, donde la Asociación de Turismo Rural Isla Bonita ha desarrollado un intenso y extenso paquete de acciones formativas y de viajes experienciales, contando para ello con apoyo de las Iniciativas Comunitarias LEADER y NOW (Nuevas Oportunidades para la Mujer), que han contribuido decisivamente a la conformación de este perfil en la isla, a la mejora de su especialización e incluso a la creación de algunas iniciativas laborales cooperativas.
Una mayor autonomía financiera, y en algunos casos la independencia económica de las mujeres del ámbito rural canario, ha ido de la mano del turismo rural, en parecida medida al nivel de desarrollo de estos proyectos. Pero, quizás la mayor relevancia radica en la posibilidad del ejercicio de una actividad socio-laboral fuera de casa, dadas las escasas opciones existentes en territorios con una acentuada ruralidad. Ello ha contribuido al orgullo y la autoestima de haber podido explicitar las propias capacidades de manera más visible en un contexto marcado por un patrón masculinizado de desarrollo de la actividad económica.
Pero además, el turismo rural aporta a la mujer rural una vía de acceso a las relaciones con el exterior. La relación con los visitantes, en ocasiones superando claras barreras idiomáticas, que permite entrever hábitos diversos de vida y conocer y compartir -aunque fuere brevemente- otras formas de expresar sensaciones y sentimientos, es algo que frecuentemente ha sido expresado como muy satisfactorio. Pero otras relaciones también cobran nueva significación: la relación con proveedores de servicios; con la entidad financiera en que se ejecutan y domicilian operaciones; con la administración local a la que incumben permisos, servicios locales, sistemas de apoyo al turismo, etc.; con la asociación a la que se pertenece y con otros asociados, etc.
El turismo rural, en contra lo que pudiéramos pensar al tratarse de una actividad de reciente consolidación, en muchos aspectos se conduce por la tradicional división de género en el trabajo. Si bien la realidad es muy heterogénea, por lo general, el hombre asume la responsabilidad de diligenciar la parte administrativa y promocional mientras que la mujer se ocupa de realizar las tareas más domésticas y receptivas ya mencionadas. La aportación de ingresos estables, provenientes de actividades agrícolas u otro tipo de dedicación profesional, aunque tiende a ser un hecho más compartido, sigue mayoritariamente siendo asumido por el hombre, mientras la mujer mantiene principalmente las tareas del hogar, organiza lo relacionado con la casa rural y administra los ingresos esporádicos de la actividad rural. En general, se observa lo que para algún autor (Aguilasocho Montoya, D., 2005, pp.306-307) se manifiesta de forma que el trabajo que desempeñan las mujeres no se retribuye directamente, sino que genera unas plusvalías que son propiedad de la familia, y administradas, mayoritariamente, por el varón.
En lo que respecta a  las asociaciones insulares y regionales de turismo rural,  el papel de la mujer tiene una doble y desigual incidencia. Por un lado, ocupan como técnicas la gran mayoría de los desempeños profesionales requeridos en gestión de reservas, programas de calidad y administración, entre otras; pero por otra parte, es muy escasa su presencia en los órganos de decisión de las asociaciones. Los cargos más relevantes en Juntas Directivas corresponden a hombres en las diferentes islas.
Algo similar, y que por coincidente resulta sintomático, sucede en las Asociaciones Insulares de Desarrollo Rural, en las que sus equipos técnicos están soportados en gran medida por mujeres mientras que los cargos de sus órganos de gobierno están poblados principalmente por hombres.
En Canarias, al igual que en el resto del estado, hay que profundizar en estrategias de mayor equilibrio entre los géneros en los procesos de diseño, decisión y gestión del turismo rural para poder hablar con propiedad de un desarrollo realmente endógeno, impactante y transformador. Conformar un modelo singular de turismo rural basado en estas características no es algo ilusorio. La experiencia en diversos rincones del estado de programas de la Iniciativa NOW, como la referida de la Isla de La Palma, han permitido ensayar acciones de conocimiento de los recursos locales, formación, consultoría, asociacionismo, trabajo en red, sociedad de la información, etc., que han derivado en una mayor competencia, corresponsabilidad y modificación de roles con resultados significativos.
Con independencia del juego de roles afines a los condicionantes de género, la mujer se encuentra con mayores aptitudes para transmitir conceptos y realidades relacionadas con las características tradicionales de nuestra ruralidad.
No sólo se trata de preparar platos con recetas culinarias tradicionales, o de elegir y cuidar con esmero las plantas del jardín, sino de protagonizar iniciativas relacionadas con la interpretación del entorno y con el aprovechamiento activo de la naturaleza y del paisaje humano y cultural.
Por todo lo señalado, resultaría de gran utilidad profundizar sobre la perspectiva de género asociada a la actividad del turismo rural. En particular, por tres motivos: en primer término, permitiría caracterizar más apropiadamente el modelo en Canarias implantado de turismo rural; en segundo lugar, posibilitaría el diseño de políticas, estrategias y acciones más acordes con un equilibrio de mujeres y hombres en la participación de la actividad y de sus beneficios; y por último aunque no menos importante, contribuiría a activar el definitivo potencial de desarrollo del turismo rural.
Portada del libro.
Texto del autor del blog, extraído de la publicación "Planificación y gestión del turismo rural. Reflexiones desde la experiencia en Canarias. Federación Canaria de Desarrollo Rural. 2.008.

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